

Muchas ideas surgen entre cipreses y caminos, como sueños y visiones de un pasado importante y por conocer para divulgar el presente de una civilización antigua y ramificada, de una sociedad que tiene mucho que contar y redescubrir.
De este pretexto nació la idea de hacer visible y ameno el patrimonio que se guarda más allá de las puertas de nuestro cementerio municipal. Un recorrido por el arte, la historia y la poesía que pretende contar, casi como un libro, dramas y tristezas privadas que se hacen públicas en esos espacios, como para petrificar el sufrimiento y el luto de las familias.
El Cementerio Monumental que hemos imaginado es un lugar donde es posible entrelazar diferentes lecturas: refleja no sólo los pasajes de las diversas épocas artísticas, sino también la historia y la imagen representativa de la ciudad. Recorrer los nombres grabados en las lápidas es en realidad como consultar una especie de Quién es el país, un registro extraordinario de hechos históricos, gustos estéticos y artes en ciernes, un verdadero museo al aire libre.